Una persona con responsabilidad política en un Ayuntamiento decía hace unos días durante una charla sobre las mujeres que no era una persona "ni machista ni feminista". Ella se consideraba defensora de la igualdad sin hacer prevalecer ningún género sobre el otro.
La perversión del término feminista es un hecho consumado hoy día. Se da por hecho que una mujer (generalmente) feminista antepone a la mujer por encima del hombre. Nada más lejos de la realidad. Utilizaré un recurso muy básico, la definición en nuestro diccionario, para diferenciar estos dos términos: machismo y feminismo.
- Machismo: "Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres."
- Prepotente: "Más poderoso que otros, o muy poderoso. / Que abusa de su poder o hace alarde de él."
- Feminismo: "Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres."
¡Qué sorpresa! El feminismo no defiende a la mujer por encima del hombre, se conforma con que todos seamos iguales. Por ello, no se puede defender la igualdad de género sin ser feminista convencido, puesto que lo que defiende el feminismo es la base de la igualdad: derechos iguales para todos y todas.
Por otra parte quiero avanzar en otro aspecto más profundo que una simple cuestión de términos desvirtuados y es la necesidad o no de políticas de igualdad. ¿Es necesaria la utilización de recursos específicos para defender la igualdad? ¿Necesitamos regular la participación de las mujeres en la sociedad? Ojalá no hiciera falta. ¿Deberíamos suponer que la sociedad tiende hoy en día a la igualdad? Es demasiado presuntuoso suponer que la sociedad irá tendiendo poco a poco a la igualdad.
La sociedad no cambia fácilmente. La sociedad cambia cuando se ve empujada al cambio y, además, lo hace muy lentamente. No podemos consentir el seguir en una sociedad machista sin pensar que hace tiempo que deberíamos haber dejado de serlo y trabajar en ello ahora por cambiarlo.
Por tanto, es un deber de todos y todas comprometernos para que ésta sea la generación en la que desaparezcan las diferencias a todos los niveles. No es fácil, hace falta tiempo, pero actitudes como la anteriormente comentada indican que los cambios que nuestra sociedad necesita requieren recursos, entre ellos, la educación. En definitiva, todos y todas somos feministas (o deberíamos serlo).
Néstor J. Suárez Alfonso
Sº de Organización de Juventudes Socialistas de Gran Canaria
Militante de PSC-PSOE de Santa Brígida
2 comentarios:
Chapeau, compañero.
Me gusta esta manera de pensar. Eres grande.
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